
El Real Madrid termina el año con 12 victorias en el coliseum blanco, (8 en Liga, 3 en Champions y 1 en Copa) a la espera de recibir el miércoles (22:00, La Sexta) al Levante en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey, gracias al gol salvador de Di María, en un partido que pasó de aburrido a heróico, con un Real Madrid apelando nuevamente, a la épica, tras la injusta expulsión de Carvalho que les dejó con diez, y las malas decisiones del colegiado Clos Gómez que perjudicó a los de la capital de España y fomentó la reaparición de la teoría del "Villarato".
El "Mou Team" resiste el pulso del intratable Barcelona abonado a las manitas, (3 en Liga y 2 en Champions), en lo que llevamos de temporada, una temporada donde el dúo, Madrid-Barça, Barça-Madrid, disputará la Liga y el resto de equipo que encabeza el Villareal peleará por entrar en Champions, en la Europa League y en evitar el descenso a Segunda.
El choque de hoy, se presentaba más farragoso de los previsto para los merengues que no podían contar con los sancionados Xabi Alonso y Marcelo, dos piezas claves en el esquema de Mourinho, algo que echo en falta y mucho, el equipo, sobre todo, al primero, auténtico líder del centro del campo madridista, canalizador del juego de los del paseo de la castellana, siendo el eje de un equipo que sin el donostiarra le cuesta enganchar con los de arriba, con Özil, Cristiano Ronaldo y Di María, buscando esa conexión idónea para definir las jugadas de tres cuartas partes para delante, donde esa tercera línea impone su calidad y rapidez y resuelve los partidos.
El planteamiento inicial de Mou fue excesivamente conservador, ante un Sevilla más rácano de lo normal, con un doble pivote (Zokorá-Romaric), destructivo más que constructivo, algo que copió el Madrid que jugó de entrada con (Khedira-Lass) y que se bloqueó en la salida de balón. Así, los madrileños sólo hicieron daño en disparos lejanos de Cristiano Ronaldo y Di María, el primero en "dos tomahawk" que se envenenaron y pusieron en aprietos a Palop y en segundo en un disparo al filo del descanso que el guardameta sevillista repelió con los puños.
Además de esas tres ocasiones, el Madrid tuvo el balón y buscó en un desaparecido Benzema, el primer tanto del partido. Sin embargo, el francés volvió a defraudar y tuvo dos claras ocasiones para haberse reivindicado en un gran partido ante su público del Bernabeu y ante Mourinho, empeñado en buscar un "9" para invierno, a pesar de la negativa del club. Sin embargo, el galo se enredó en ambas oportunidades y desesperó a la parroquía blanca que le silvó al ser subtituido.
Por su parte, el Sevilla tuvo sólo cinco minutos iniciales de éxito, en un primer disparo de Konko que repelió Casillas a córner, y en dos internadas del extremo de nervión que no encontraron a Negredo y Luis Fabiano, una dupla de circunstancias que dio razón a Manzano y anteriormente, a su predecesor en el cargo, Álvarez, acerca de la incompatibilidad de ambos jugadores en la punta atacante.
Tras el descanso, el Sevilla volvió a tener cinco minutos de tensión y buscó el partido, un partido que tuvo en sus botas Álvaro Negredo en un claro mano a mano con Casillas que sin embargo, el vallecano mandó por encima del portero mostoleño.
En el minuto 65', Mou movió ficha acertando eso sí, con los cambios ( Granero por Khedira y Pedro León por Benzema), con el "pirata" como canalizador del juego blanco, haciendo de Xabi Alonso, con Lass como único pivote defensivo, escoltando a Granero, una línea creativa (Pedro León-Özil-Di María) y Cristiano Ronaldo en la punta atacante, haciendo las veces de Higuaín.
A todo ello, se añadió la expulsión por doble amarilla de Carvalho tras un supuesto cabezado del portugués sobre Negredo. La expulsión del luso espoleó al Madrid convertido en héroe y apelando a la épica que tanto gusta al Bernabeu y escenificando en Clos Gómez, toda la culpa de los males del equipo, reactivándose la teoría del "Villarato".
Las decisiones de Clos lejos de contribuir a enfríar el ambiente, lo calentaron todavía más, ante un rácano y marrullero Sevilla que recurrió a las pérdidas de tiempo, a las "tanganas", en una de ellas el delegado de campo, Agustín Herrerín, cayó al suelo empujado por el entrenador de porteros, Silvino Louro, en una discusión con el ayudante del Sevilla, Gonzalo Hurtado, al concluir la primera mitad, algo impropio de un equipo cuyo objetivo inicial al comenzar esta campaña, era pelear con Barça y Real Madrid por la liga y desterrar la teoría de la "liga escocesa", del binomio, Madrid-Barça y Barça-Madrid.
El Real Madrid buscó la victoria y encerró al Sevilla en su propio campo y así, en el minuto 77', Di María encontró la llave salvadora que abría el laberinto andaluz, en un jugada iniciada por Ramos por la derecha que conectó con Özil que tras un eslalón se deshizo de dos defensores rivales y conectó con Pedro León que tras disparar sobre el área de Palop, cuyo remate fue taponado por Zokora, asistió al otro lado, a un Di maría que libre de marca y con maestría, encontró el hueco por el palo corto de Palop (1-0). Un gol que provocó el estallido de alegría de todo un Bernabeu y toda una plantilla que celebró la victoria siendo una "piña", abrazados todos los jugadores, en el córner izquierdo del ataque blanco.
El partido todavía tuvo, otro momento de "tangana", donde Dabo fue expulsado por roja directa por Clos Gómez, tras propinar una patada sin balón y a destiempo a Di María.
Con el pitido final, el Santiago Bernabeu estalló de alegría, logrando una nueva victoria en otro Real Madrid-Sevilla que como todos los anteriores resultó tensó y acabó al igual que el pasado año, con una épica victoria madridista, con un gol de Di María, salvador del equipo, en los últimos minutos de partido, al igual que hiciera Van der vaart la pasada campaña (2009-10), marcando el gol de la victoria (3-2) en el minuto 92'. El Real Madrid aguanta el pulso del Barcelona.
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